141. Los autos de Custer


La matrícula es casi tan grande como su automóvil pero a Mary Bay le gustaba su coche porque era muy fácil de estacionar y se mostraba desafiante ante el tráfico de Washington en 1924. Ella está conduciendo un “Custer Car”, un mini coche inventado por Levitt Luzern Custer.
El mismo Custer, un poco antes, después de la Primera Guerra Mundial y pensando inicialmente en la necesidad de un dispositivo para ayudar a los soldados heridos y discapacitados para desplazarse, inventó en 1919 los coches Custer, un vehículo de tres ruedas alimentado por baterías. Mas adelante, fabricó también una versión en gasolina.


140. Cortázar


Negro el 10


1

Empieza por no ser. Por ser no. El Caos es negro.
Como es negra la nada.


2

Nace la claridad, su gallo hizo triza el cielo,
se esponjan los colores vanidosos.

Pero el negro se ahínca primigenio. Toda luz
en el carbón se abisma en el basalto.


3

Les pysiciens appellent corps noirs tous eux
qui absorbent intégralement les radiations reçues.
                                                                       E.U. *

Para mejor lanzarlos al asalto
del día. (Goya pudo decirlo).

Los físicos llaman cuerpos negros a todos aquellos que absorben íntegramente las radiaciones recibidas. E.U.


4

Socavón en la sangre, en la memoria,
lo negro sube a la palabra, es la tormenta
rabiosa de los odios y los celos:
Othello el blackamoor, el moro negro
(para el lívido Yago,
siempre).


5

Foto del facsímil del texto numero 5.

Padre profundo, pez abisal de los orígenes,
retorno a qué comienzo,
estigia contra el sol y sus espejos,
término de los cambios,
última estela de las mutaciones,
palabra del silencio.


6

Su palacio nocturno: el sueño, el párpado
sedosa guillotina del diurno pavo real
para que sólo las similitudes
desplieguen sus tapices de morado, de púrpura y de óxidos,
harem del negro, esperma de los sueños.


7

Se diría que le gusta que lo aplanen, lo espatulen, lo tiendan en
lisas superficies, como se hace aquí. Se diría que ama ser el
trampolín desde donde saltan los colores, su callado sostén.
Todo es más contra el negro; todo es menos cuando falta.


8

Cedes a estas metamorfosis que una mano enamorada
cumple en ti, te llenas de ritmos, hendiduras, te
vuelves tablero, reloj de luna, muralla de aspilleras
abiertas a lo que acecha siempre del otro lado,
máquina de conbtar cifras fuera de las cifras, astrolabio
y portulano para tierras nunca abordadas, mar
petrificado en el que resbala el pez de la mirada.


9

Caballo negro de las pesadillas, hacha del
sacrificio, tinta de la palabra escrita, pulmón
del que diseña, serigrafía de la noche,
negro el diez: ruleta de la muerte, que se
juega viviendo.


10

Tu sombra espera tras de toda luz.


*


Aurora Berrnárdez y Julio Cortázar circa 1952


En febrero de 1994, para conmemorar el décimo aniversario de su muerte, Aurora Bernárdez, primera mujer y heredera de los derechos de autor de Julio Cortázar, realizó a su cuidado una edición facsimilar de Negro el 10, conjunto inédito y manuscrito de diez textos o un poema.
En 1995 Aurora me regaló la copia 94 de un tiraje de 150 ejemplares.
Hoy, cuando se cumplen 50 años de la aparición de Rayuela, una de las novelas capitales del siglo XX, vaya este recuerdo.
Gracias Virginia Montero.

139. La Cueva de las Manos


La Cueva de las Manos está en la cañada del río Pinturas al oeste de la provincia de Santa Cruz. Es un yacimiento arqueológico con más de 9.300 años de antigüedad y fue descubierto en 1876 por el Perito Francisco Moreno.


En la Cueva se han contado casi mil manos (la mayoría izquierdas); otras figuras como espirales, líneas, puntos y mandalas; y animales: guanacos y choiques (ñandú de Darwin).
En 1999 la Cueva de las Manos fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Los turistas, en su afán de llevarse recuerdos, han destruido en parte paredes de la Cueva y se han llevado estalactitas, ignorantes probablemente de que una estalactita tarda mil años en crecer un centímetro.


“Cueva de las Manos (Cave of the Hands) is a cave in Argentina. The age of the paintings was calculated from the remains of bone-made pipes used for spraying the paint on the wall of the cave to create silhouettes of hands.Most of the hands are left hands, which suggests that painters held the spraying pipe with their right hand.”

138. Circuito


Carreras
A bicycle track, only described as “Keith’s Bicycle Track" (Museum of the City of New York, The Byron Collection. Foto: circa 1901)

137. La quiebra de Detroit

St Christopher House, ex Biblioteca Pública

Con una deuda de 18.500 millones de dólares el gobernador del estado de Michigan, Rick Snyder, decretó el jueves 18 la quiebra de la ciudad de Detroit. Ya desde enero de este año nos anticipamos a esta decisión mostrando el carácter catastrófico del progresivo abandono de la ciudad, los conflictos raciales, el saqueo y el vandalismo. Se reproducen ahora los textos y las imágenes principales de aquellos posts.


Ballroom, Lee Plaza Hotel, Detroit. Foto de los franceses Ives Marchand y Romain Meffre (The Ruins of Detroit, 2011)

 Detroit, Estados Unidos, desde su punto de mayor crecimiento, hacia 1950, cuando contaba con una población de 1.890.000 habitantes, cayó a los 706.585 que registró un censo en 2010, es decir una pérdida del 63% debida a la crisis de la industria automotriz, a la violencia racial, a un índice de desempleo del 50%, a un índice de pobreza del 37%, y a un 47% de analfabetismo. Sólo desde el año 2000 hasta el año 2010 Detroit registró una caída de población del 25%. No hay país en el mundo capaz de asimilar el fracaso y el vaciamiento vertiginoso de una urbe como Detroit, la mayor del estado de Michigan y capital del condado de Wayne. Se estima que en la ciudad sobreviven 800.000 estructuras vacías y casi en ruinas entre viviendas, industrias, hoteles y dependencias públicas y que una cifra incierta fue ya demolida. Los fotógrafos franceses Yves Marchand y Romain Effre viajaron en numerosas ocasiones entre 2005 y 2009 para registrar el fenómeno y el cuerpo principal de sus fotografías compone el libro The Ruins of Detroit (2011).



*

Slumpy


   William Livingstone, un canadiense nacido en 1844 que se trasladó muy joven a Detroit para iniciar una carrera en bancos y en la industria del transporte por ríos y lagos, fue un pionero que contribuyó al desarrollo de la ciudad. La prosperidad de Livingstone le permitió encargarle a un joven arquitecto de 23 años, Albert Kahn, que trabajaba en el estudio de George Mason y Zachariah Rice, la construcción de una casa en uno de los barrios más elegantes de Detroit. Así, en 1893, Kahn levantó en Eliot Street, Brush Park, una mansión de cuatro plantas en estilo renacentista francés llamada Slumpy que pasó a la historia.
   Pero la casa de Livingstone no fue ajena a la caída. Librada, como casi toda la ciudad, a una suerte adversa, sin mantenimiento y perdida en el olvido la mansión se fue desmoronando. Los fotógrafos franceses se encontraban todavía en pleno trabajo cuando Slumpy, por fin, fue demolida el 15 de septiembre de 2007.


136. Alfabeto alemán


Dibujos que ilustran el alfabeto alemán en un libro para chicos publicado en 1832.


These are illustrations from a German alphabet book for children. Not understanding (as a non-German speaker) the relations of these images to the corresponding letters (omitted here), and simply because many of the images are a bit strange, the effect 180 years later is rather surreal.

135. Fontanarrosa

fontanarrosa

   El blog de Eterna Cadencia exhumó ayer un post sobre Fontanarrosa que escribí cuando se cumplieron cuatro años de la muerte del Negro. Ahora, mientras siguen los homenajes (ayer 19 de julio se cumplieron seis años y la ciudad de Rosario resolvió ponerle su nombre al Centro Cultural Bernardino Rivadavía) reproducimos también esa nota como un tributo.


* El Negro Fontanarrosa vivió casi toda su vida en Alberdi, un barrio de casas y caserones junto al río en el norte de Rosario. En la comisaría de avenida Alberdi estuvo preso por jugar en la calle a los pistoleros con Crist. Los fue a sacar la madre del Negro. Ellos eran grandes y tendrían que haber sabido que no estaban los tiempos para jugar a nada. Un día Fontanarrosa se compró un Citröen 2CV color verde manzana y aprendió a manejar solo por su barrio. Desde allá, desde la calle Agrelo, venía entonces en auto, todos los días, y pasaba por mi librería. Comenzaba así un recorrido de siete a diez cuadras, según, que lo llevaba a El Cairo con paradas intermedias en la galería La Favorita: ahí trabajaban un montón de amigas a las que el Negro visitaba siempre: Liliana Tinivella, Estela Pomerantz, Laurita Borello, Liliana Vergara, Silvia Aiello y más. Pero nunca después de la siete de la tarde Fontanarrosa llegaba al bar al que le fabricó una leyenda.
* Mi primera novela se llamaba Respiración artificial. Yo vivía en Rosario, tenía una librería especializada en literatura y psicoanálisis, y con alguna puntualidad viajaba de vez en cuando a Buenos Aires. No recuerdo cómo nos habíamos conocido Ricardo Piglia y yo. Pero lo cierto es que un día de 1973, en uno de esos viajes que casi siempre tenían que ver con asuntos de la librería, una tarde me encontré con Piglia en el La Paz. Le llevaba mi novela para que la leyera. Él dirigía la Serie Negra de Tiempo Contemporáneo y planeaba comenzar a publicar algunos libros argentinos. Era un día de sol, eso lo recuerdo. Y también el gesto de perplejidad de Piglia cuando abrió la carpeta y vio el título de mi novela. “Pero… -dijo, hizo una pausa y me miró-. Así se llama la novela que estoy escribiendo”. Se sintió en la necesidad de darme pruebas. Y después me dijo que mi novela ya estaba terminada y que el título era mío.
Volví a Rosario pateándome las bolas. La tarde siguiente, cuando Fontanarrosa pasó por la librería, le conté. El Negro había leído el libro. Le pregunté si se le ocurría un título. Me dijo que lo iba a pensar. El día siguiente, a eso de las cinco de la tarde, cuando pasó, me dijo: El agua en los pulmones. Y a mí me volvió el alma al cuerpo. Mi novela salió a finales de ese año; la de Piglia siete años después, en 1980.


martini, fontanarrosa, gandolfo
Martini, Fontanarrosa y Gandolfo, ICI (hoy CCE), circa 1990.


* Otro día, fiel a sus costumbres, Fonatanarrosa pasó, charló con Silvia y con el Lulo, que trabajaban en la librería Signos, miró algunos libros y, antes de seguir su camino, dibujó con lápiz, en un papel pegado con scotch a un fichero, un hombrecito desaforado. “Es un personaje -me dijo-. Se va a llamar Inodoro Pereyra”. No me acuerdo ni qué decía ni para qué estaba el papelito en ese fichero. Sí me acuerdo, en cambio, que no se me ocurrió guardar el primer personaje de Fontanarrosa que vi.
Una tarde el Negro cayó con una carpeta llena de hojas escritas a máquina. Me contó que después de dibujar por las mañanas y de dormir la siesta no tenía nada que hacer hasta la hora de venir para el centro. Entonces se había puesto a escribir. Fue el primer libro de cuentos de Fontanarrosa. No quiso corregirlo (si había que hacerlo, me dijo, que lo hiciera yo), se publicó en una editorial chiquita que teníamos, Encuadre, y se llamó Fontanarrosa se la cuenta. Años después el libro se reeditó como Los trenes matan a los autos.
Fuera del dibujo, antes o después del dibujo, Fontanarrosa fue un cuentista extraordinario. Señalado desde temprano por Elvio Gandolfo, por Fogwill, por Soriano, la obra literaria del Negro, como suele suceder con los grandes escritores populares, se llenó de lectores y recibió el silencio de la crítica culta. Pero a Fontanarrosa no le importó. No quería eso y no sufrió por eso. En uno solo de sus libros, El mundo ha vivido equivocado (1982), las pruebas son infalibles. En ese libro están, por ejemplo, el que le da título al conjunto ySueño de barrio, dos cuentos magníficos.

vio... mendieta

* Años después, otro día de sol, fui yo el que pasó a ver al Negro Fontanarrosa. Ya no vivía en Alberdi. Me esperaba en un departamento alto, en la avenida Belgrano, frente al río. Las últimas veces que nos vimos nos vimos ahí. Yo viajaba con alguna regularidad para eso. Y así fui viendo cómo una ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica) le iba atrofiando los músculos y lo iba encerrando en sí mismo como en la peor de las cárceles. Pero no dejó de dibujar, de imaginar los chistes de cada día para Clarín y el guión de Inodoro Pereyra hasta que a cada cosa le fue llegando el punto final.

Esa tarde de 2007, al sol, en el balcón, frente al río, hablamos un rato largo. Hablamos de Rosario Central, hablamos de un cuento que se le había ocurrido y hablamos de nuestros hijos, Franco Fontanarrosa y Lía Martini, que hoy tienen 27 años y que fueron amigos desde chicos. Enfrente, cerca de la isla, a unos 700 metros de la ciudad, pasaba un barco chino, el Bum Chin. “Estaría bueno -dijo Fontanarrosa- subirse a uno de esos barcos”. “¿Para qué?” El Negro me miró, sonrió, volvió a mirar al Bum Chin, y no dijo nada.

134. Rara Previsión


Así se imaginaban en 1930 teléfonos con video para ver con quién hablabas. 
Obsérvese que se trata de dos aviadoras.
Al fondo a la izquierda, la nave mientras ellas se toman un descanso y un par de limonadas.

133. Mucha gente III


Mundial
Fanáticos del fútbol de Corea del Sur se reúnen en Seúl para ver en televisión y en directo un partido del mundial de fútbol 2010 ante Nigeria. Seúl tiene 10.581.728 habitantes.

132. Seinfeld IV


C'est fini
Y terminó. Ya grabado el último episodio de la novena y última temporada de Seinfeld, la mejor sitcom de los '90, que se emitió el 14 de mayo de 1998, Kramer se abraza con George y Elaine con Jerry. En segundo plano, técnicos, guionistas y el inefable Newman, enemigo acérrimo de Jerry.

131. Patines


El empleado de comercio Mike Dreschler cargando nafta para sus patines motorizados en una gasolinera cerca de Hartford, Connecticut, el 11 de mayo de 1961. El motor refrigerado por aire, que lleva colgado a la espalda, solo necesitaba un caballo de potencia para mover toda la carga. En la mano sostiene un mando para los controles de embrague, acelerador y encendido.

130. La Isla de las Muñecas



La isla de las muñecas (México). Al sureste de la capital de México, se encuentran los canales de Xochimilco y en ellos uno de los lugares más tétricos del Planeta, la isla de las muñecas. En esta isla vivía Julián Santana Barrera, un hombre solitario que se encargó durante toda su vida de recoger muñecas de la basura y colgarlas de los árboles. 


De carácter ermitaño y retraído, esta práctica empezó a ser constante en él con el objetivo de espantar las voces, gritos, lamentos y pasos que, aseguraba, se escuchaban en las inmediaciones de la isla desde que una joven se ahogó en un río cercano.


129. Apostillas XIII

*

Las cosas no tienen por qué tener siempre explicación ni la causalidad deber ser siempre indispensable.

*

Cuando te das cuenta de que te aburre contar otra vez la misma historia, que suele ser la propia historia, es un atisbo de un cierto saber, o de la vejez próxima, o de que terminaste el psicoanálisis, o de que te ha llegado la hora de poner el punto final y de no escribir más.

*

No hay que tener miedo de dejar de escribir porque nunca vas a dejar de escribir.

*

128. Pinocho


Cigar Break
Bob Dob es un pintor y dibujante californiano que trabaja por su cuenta y por encargo para Random House, American Airlines, The Fox Family Channel y otras empresas. Fue músico y tocó 10 años en una banda punk llamada Lunacy. La estética punk sigue señalando su trabajo. Adora el cigarrillo. Esto se ve reflejado en la mayoría de sus obras incluyendo las adaptaciones de cuentos para chicos.

127. Hermann XX


   En la siguiente reunión no estuvieron ni Gustavo Ferguson ni Florencia Dillon. Ferguson dijo que justo tenía que ir a Campana y Florencia que estaba engripada. Así que a la hora señalada la única que llegó fue María Lanús con su tablet y una carpeta con papeles además de un morral de Armani que probablemente se había traído de la campaña de publicidad que se había grabado en Moscú. El humor de Sivori seguía maltrecho pero María estaba exultante. Eran sólo ellos dos, así que él se sentó en el sillón de costumbre y María pasó del Miller en el que le gusta expandirse al sillón idéntico al de Sivori y que está frente a él, de espaldas a la ventana. Entonces él mueve la mirada de los pinos altos que hay en el jardín del edificio hacia los destellos que el sol saca en contraluz del pelo de María. Y vuelve a los pinos. Y así.
   No sabés lo que encontré, dice ella.

*

Anexo


Él, por su parte, en la tintorería de la vuelta se encontró de casualidad con un vecino del barrio con el que se conocen más que nada de vista y resulta que los padres del vecino también nacieron en una casa que estaba por Güemes. Este hombre le dijo a Sivori que él les había escuchado hablar a sus padres del incendio de la esquina de Santa Fe y Armenia. Iba a tratar ahora de enterarse si su madre, que todavía vive, se acuerda cuándo fue. Pero sí tiene presente, el vecino, que oyó un día que el que sabía bien cómo había sido el incendio había sido Jesús.
Si recordamos el relato de Miguel en el que había fijado las fechas en que habían entrado los cuatro mozos clásicos de Hermann veremos que Jesús, como casi todos, había llegado al restaurante en 1982. Con el paso del tiempo se había convertido en un personaje huraño, no se le entendía muy bien lo que decía, carrileaba por el pasillo paralelo a Armenia más cerca de las ventanas, caminaba despacio, quizás estaba enfermo, y salía muy seguido a fumar en la puerta de la esquina.
Sivori al principio elegía otras mesas, no las que atendía Jesús, pero con el tiempo se fue acostumbrando a sus manías y a sus rezongos y de vez en cuando se sentaba en una de sus mesas... Y ahora resulta que Jesús sabía.
Fue a fines de 2012 que Jesús se jubiló. Y dos meses después, en febrero de 2013, se había muerto.

*

   María está vestida con calzas negras, una pollerita gris y mínima, y un inmenso sweater también negro y con el cuello volcado. Es obvio que sus borcegos vienen de Milán, por ejemplo, o de Berlín.
   Mirá, dice.
   Se inclina hacia Sivori y le da la carpeta que traía junto a su tablet.
   En la carpeta están los Considerandos y la Resolución por la cual se declara a Hermann Sitio de Interés Cultural. Pero no es esto lo que más lo impresiona a Sivori.
   En una hoja aparte, con letra manuscrita de la propia María Lanús, dice:

El incendio
En la madrugada del domingo 23 de septiembre de 1923 se produjo un incendio en la esquina de Santa Fe y Armenia. Empezó en el sótano donde estaba el depósito de la mueblería que había entonces y lo sofocaron los Bomberos. El inmueble resultó completamente destruido.
Poco después, en 1924, Pedro Rodríguez Rey compró el terreno y contrató a los arquitectos Pibernat y Loizaga para que hicieran otro edificio. En 1925, por fin, se instaló la confitería y bar El Sol. La cronología, para usar tus palabras -había escrito María-, es desde entonces la que conocemos.

   Sivori se quedó mudo. Leyó y releyó varias veces la Resolución y, sobre todo, el informe de María sobre el incendio.
   ¿Dónde conseguiste esto?, le preguntó.
   Ella se incorporó y se le sentó en los muslos.
   En el Archivo de la Comisión de Cultura de la Legislatura de Buenos Aires, dice, y le pasa los brazos alrededor del cuello.
   ¿Qué hacés?
   María, lentamente, le acerca los labios.

~Y de esta manera llega a su fin la Primera Parte de la novela de Hermann~
(La novela gráfica y blogspostera Vida Real 3.0 sigue su curso y no se descartan nuevas aventuras de nuestros héroes)

126. Seinfeld III


El escenario del bar. En la mesa, Elaine, George, Kramer y Jerry. Larry David les da instrucciones mientras se graba el último episodio de la serie en mayo de 1998.

125. Mucha Gente II


Semáforo
Miles de motociclistas esperan la luz verde en un semáforo durante una hora pico. Taipéi es la capital provisional de la República de China desde 1949 y tiene 2.700.000 habitantes (Censo 2011).

124. Vaticano


Andy Warhol
El sumo pontífice del Pop Art saluda en 1980 en la plaza de San Pedro al papa Juan Pablo II.

123. Hoy desde ayer


La chica sin cables
En esta revista de experimentos eléctricos imaginaron así a una chica transmitiendo telegramas sin cables en Morse. Fue en octubre de 1916 y no estaban lejos de sospechar que existiría, por ejemplo, el wi-fi.

122. Hermann XIX


   Sivori mira el ombú, o la magnolia, nunca supo bien qué es. Está de un humor turbio a pesar del día magnífico. Se sentaron en la terraza de La Biela, a pleno sol, pero las reuniones en las que ahora participa Gustavo Ferguson, que vive a dos pasos de La Biela, le parece, están complicando todavía un poco más la interna de su mini staff de asistentes. Es obvio que Florencia Dillon y María Lanús se llevan cada día peor, o que ya no se llevan, y compiten, María pendiente de Sivori y Florencia, ahora, con Ferguson, que será el productor de Hermann y con quien ella quiere hacer La invención de Morel. De todas maneras hay que saber que ella si quiere hacer con alguien La invención es con Sivori. Pero no está jugando mal sus piezas y como en una partida de algo va logrando posiciones consistentes. Por eso Sivori, hoy, no tiene ganas de hablar, no tiene ganas de seguir contando la información que ha conseguido para Hermann y la decisión inquebrantable de realizar un semi documental a cámara fija con los dueños del restaurante y los tres mozos históricos que quedan. Y mira el ombú, Sivori, o la magnolia. Es un ombú.

*

Anexo


Miguel dice que entró en Hermann en 1968 cuando tenía 16 años. Entró en la cocina. Sólo catorce años después, o un toque más, llegarían Benito, Jesús y Alberto. Desde 1982 pasó seis años en el Hermann llamado Nuevo, un desprendimiento del original situado a una cuadra, en la esquina de Armenia y Güemes. Después abrió su propio restaurante, Miguel, por Cabello enfrente del Hospital Fernández: Variedades. En 1977 volvió al Hermann original y en algún momento tuvo una enfermedad que le hizo perder una pierna. Hoy sigue batallando por el carril que pasa junto a los apartados para atender las mesas de adelante, las que dan a Santa Fe o están frente a la puerta. Benito entró en 1982 y un poco después se sumó Jesús, que merece un párrafo aparte. Alberto llegó en 1983. Y salvo Jesús los demás siguen al pie del cañón en el local de Manolo Barral y Cosme Bujal.

*


   Sivori escucha los comentarios de Gustavo Ferguson a favor de hacer ya mismo La invención de Morel y preferiría no estar sentado allí, mirando ese árbol, o esa planta, nunca supo muy bien cuáles de todos esos son árboles y cuáles plantas, ombúes, magnolias y gomeros. Florencia finge una simpatía y un entusiasmo que Sivori sabe de lejos que son falsos y María toma notas en su tablet. Por fin, antes de levantarse como quien va al baño, adentro del local, y de desaparecer por la puerta de Quintana hacia Callao, sin más, sin avisarle a nadie, como para que los tres, Ferguson, Florencia y María se pregunten dónde diablos se metió, hace una seña, pide un café y la cuenta. Tengo otra reunión, dice.
   El ombú y la magnolia son plantas.
   La magnolia da flores magníficas, por lo general blancas o más o menos blancas.
   El ombú da una flor chiquita tirando al amarillo.
   El gomero es de origen asiático y es llamado también Árbol del caucho.
   El que está en la Recoleta, junto a La Biela, es un gomero que fue traído de la India por los frailes Recoletos de la orden de los franciscanos en el siglo XVIII.
   Es decir, eso: un gomero en curso hacia los 300 años.

121. Seinfeld II


Vista aérea del departamento de Jerry en el plató durante el rodaje del último episodio de la serie en 1998. En escena: Jerry Seinfeld y Julia Louis-Dreyfus. La mejor sitcom de los '90.
(Foto: David Hume Kennerly)

120. Apostillas XII


*

Un escritor debe reivindicar siempre su derecho a equivocarse.

*

El error es muchas veces la matriz de los hallazgos.

*

No saber si lo que se escribe es bueno o malo es la condición por excelencia de la escritura y lo que garantiza su legitimidad.

*

La mala literatura es la base, la red, sobre la que se escribe la buena literatura, y esta, a su vez, es la base, la red, sobre la que se contruye la literatura excelente.

*

No hay nunca una gran literatura sin un sostén, un tejido, que la sostenga.

*

Reflexionar sobre estas cuestiones es lo que salvará á la literatura del siglo XXI de ser perecedera, inútil o agónica.

*

Siempre hay un punto final. Y es la primera vez que la escritura está a punto de encontrarlo. O al borde del último abismo.

*

119. Mucha Gente I


Chinos
Los candidatos que van a participar en el examen de ingreso para estudios de posgrado se amontonan en la entrada de la universidad.
La ciudad de Wuhan, en China, es la capital de la provincia de Hubei y tiene 10.020.000 habitantes (Censo 2011).

118. Hermann XVIII


   Benito, el decano de los mozos de Hermann, empezó a trabajar en el restaurante en 1982. En rigor, o técnicamente, el más antiguo de todos es Miguel, pero Miguel fue y vino varias veces. Ya llegaremos a eso. Benito es muy cordial y te hace sentir como en casa. Pero es corto de palabras. Como si no le gustara ir más allá de ciertos protocolos o como si no le gustara que le hagan preguntas. De hecho le dice a Sivori que no sabe nada de nada de un incendio en esa esquina y vuelve hacia la barra en busca de las tostadas y el aceite de oliva, y de los tres imperiales que pidieron porque la mayoría pidió cerveza, él, Florencia y Gustavo Ferguson pidieron imperiales y María un agua sin gas natural: dice que le duele un poco la garganta.

*

Anexo

A esta reunión se ha sumado el productor, Gustavo Ferguson, un tipo, como Sivori, de unos 50 años que fue socio de Dippy Dillon, el padre de Florencia y productor de todas las películas de Sivori y que, como recordamos, murió hace un par de años de un paro cardíaco a consecuencia de una ingesta masiva de cocaína, hecho en el que Florencia siempre ha creído ver la voluntad de su padre de morirse. Por otro lado el enojo entre Florencia y María persiste, casi no se miran, casi no se hablan, y Sivori se pregunta cómo harán para seguir viviendo juntas en un momento así. Gustavo Ferguson se atreve a preguntar, hoy, por qué se perdieron los derechos para el cine de La invención de Morel de Bioy Casares ya que si Sivori estaba emperrado en hacer primero un semi documental sobre esa esquina y ese bar el proyecto se podría haber aplazado, se podría haber pensado para el año siguiente, y deja claro que él, Ferguson, le tenía una fe bárbara a ese libro. De modo que Florencia no tiene más remedio que decir la verdad, que ella pagó la totalidad de los derechos y se quedó con el libro para hacer una película. A lo mejor, le dice a Ferguson, vos y yo podemos hacerla. Sivori moja un pedacito de tostada en el aceite de oliva con sal que puso en su plato. María, curiosa o inquieta, lo espía de reojo mientras se sirve un poco de agua.

*

   Lo que si aporta Benito es que Jesús, que fue el cuarto mozo titular y que ya no está, entró poco después que él, en el '82 o quizás en el '83 pero por ahí. Por su parte, tal vez desconcertado, Ferguson no termina de entender ni qué película quiere hacer Sivori con Hermann ni qué diablos pasa con las chicas. Por eso propone terminar esta reunión y hacer otra, en un par de días, en La Biela, que queda a dos pasos de su casa.