Stalkeando las fotos de Gaby Rovner (@gabyrovner en Twitter) encontré esta maravilla: fanáticos que tratan de ver un partido entre Holanda y Bélgica (Amberes, 1913)
62. Fuente
En la ciudad de Cantón, al sur de China, capital de la provincia con 96 miilones de habitantes, se aprovecharon miles de inodoros para crearles un cementerio y de paso, también, una fuente pública. China es China.
61. Hermann V
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Anexo
Hermann, en la esquina de Santa Fe y Armenia (antes Acevedo), declarado Lugar de Interés Cultural por la Legislatura porteña en 2.000 probablemente en el primer mandato de Aníbal Ibarra, está por cumplir 50 años con los mismos dueños al frente, Pero hubo por lo menos un Hermann anterior y algunos acontecimientos que se fueron borrando de la memoria del barrio.
Por ejemplo, hasta 1925 y no se sabe desde cuándo en esa esquina hubo una mueblería y en algún otro lugar del edificio que tiene subsuelo y dos plantas una academia de piano. Desde 1925 hasta 1940 se instaló El Sol, Confitería y Bar, tal como todavía lo anuncia su nombre en lo alto de lo ochava.
Hasta este punto, o a hasta este año, las cosas están más o menos claras. Pero en 1940, o ya un poco entrada la década del '40, el lugar fue comprado por un alemán que puso un restaurante que hay quien no vacila en sostener que se llamó Munich. Y algunos años después este alemán se lo vendió a otro alemán de apellido Hermann que le cambió el nombre.
Ahora bien, hubo, además, en esa esquina, no se recuerda bien cuándo, un incendio que la destruyó. Un par de arquitectos reconocidos reconstruyó la esquina y en 1966, por fin, el restaurante lo compró Manuel, no sabemos todavía si Manuel Seaone o Manuel qué. Pero Manolo, vamos. Y desde entonces han sobrevivido, Hermann y Manolo, al paso del tiempo, al retiro de algunos socios, y a la globalización de Palermo. Se intentará llenar lagunas.
60. Apostillas VII
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Hay una pregunta que casi ningún escritor logra contestar con acierto: ¿por qué empezó a escribir?
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Dejemos de ser quienes creemos que somos o nunca nos conoceremos.
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"Lo que nos sostiene en la inquietud y en el esfuerzo de escribir es la certeza de que en la página queda algo que no ha sido dicho".
Cesare Pavese
*
Hay que seguir contemplando lo inexistente con perplejidad.
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Pero no hay que perder un sólo segundo contemplando lo incomprensible.
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La generación del '60 fue la última que creyó en la posibilidad de una función social de la literatura.
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Dejemos de ser quienes creemos que somos o nunca nos conoceremos.
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"Lo que nos sostiene en la inquietud y en el esfuerzo de escribir es la certeza de que en la página queda algo que no ha sido dicho".
Cesare Pavese
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Hay que seguir contemplando lo inexistente con perplejidad.
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Pero no hay que perder un sólo segundo contemplando lo incomprensible.
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"De las peores aberraciones del
intelecto y de una conjugación de los maestros más groseros, como una rosa
nacida en la basura, surge trémula pero incontaminada y triunfal, la vocación
literaria".
Adolfo Bioy
Casares
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La generación del '60 fue la última que creyó en la posibilidad de una función social de la literatura.
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59. La bicicleta
En 1914 un chico dejó su bicicleta encadenada a un árbol para ir a la guerra. Nunca volvió.
Esta versión y diversas imágenes de la misma bicicleta dan periódicamente la vuelta al mundo a través de Twitter y, ahora, reimpulsada por National Geographic Paisajes, vuelve a llamar la atención.
También son diversas las versiones acerca de dónde, cómo y por qué quedó encadenada la bicicleta al árbol, que siguió creciendo y ha hecho que hoy la bici se encuentre a unos dos metros del suelo.
No faltan quienes sostienen haber descubierto la bicicleta tal como se la ve en un árbol de la isla de Vashon en el estado de Washington, Estados Unidos, y quienes hablan de una bicicleta en verdad encadenada a ese árbol en 1954 por un chico que la detestaba y decidió abandonarla cerca de donde hoy se encuentra el restaurante Food Sound. Todo misterio tiene sus versiones.
Gracias a @FernandoChulak y a su blog actosfallidos.tumblr.com que tiene alguna familiaridad temática con Vida Real 3.0
58. Arroyo (Otra ciudad)
Puente sobre el arroyo Maldonado a su paso por Flores (circa 1925)
Los compadritos y orilleros de Borges, en Palermo, eran los que vivían y se enfrentaban en las márgenes del arroyo Maldonado cuando cruzaba por el barrio. También fue, antes, el arroyo, uno de los límites entre la ciudad de Buenos Aires y los futuros barrios de Flores y Belgrano.
Para evitar los amontonamientos de basura y los desbordes con las lluvias el arroyo fue entubado a su paso por la ciudad entre 1924 y 1939. El Maldonado cruza 10 de los 48 barrios porteños bajo la avenida Juan B. Justo. Casi 75 años después los problemas, a pesar del entubamiento, siguen siendo los mismos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Arroyo_Maldonado#Entubado
http://www.la-floresta.com.ar/mayo06/08052006-1.htm
Los compadritos y orilleros de Borges, en Palermo, eran los que vivían y se enfrentaban en las márgenes del arroyo Maldonado cuando cruzaba por el barrio. También fue, antes, el arroyo, uno de los límites entre la ciudad de Buenos Aires y los futuros barrios de Flores y Belgrano.
Para evitar los amontonamientos de basura y los desbordes con las lluvias el arroyo fue entubado a su paso por la ciudad entre 1924 y 1939. El Maldonado cruza 10 de los 48 barrios porteños bajo la avenida Juan B. Justo. Casi 75 años después los problemas, a pesar del entubamiento, siguen siendo los mismos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Arroyo_Maldonado#Entubado
http://www.la-floresta.com.ar/mayo06/08052006-1.htm
57. Hermann IV
Pongamos.
Así que no, si esa era la historia a contar no es esa de ahora en adelante la historia que va a contar Hermann.
¿Qué pasa en Hermann?
Nada. O nada en particular. Apenas que queda a cuarenta metros de la casa de Sivori, cruzando Armenia, y que él suele almorzar y/o comer con mucha frecuencia, y también encontarse con Florencia para comentar cuestiones de trabajo. Puesto que Florencia desde que volvió de Bruselas, donde tuvo una relación amorosa con otras dos mujeres (esto sí sucedió pero no en Hermann sino en Cine, la última novela del autor de donde el autor tomó los personajes de Sivori y de Florencia), volvió a trabajar como asistente de dirección de Sivori que en este momento está comenzando a trabajar en la adaptación de La invención de Morel, el libro de Bioy Casares, y entre otras cosas se rompe la cabeza en busca del escenario perfecto, que obviamente debería ser una isla, pero ¿dónde? Es fácil pensar en el Delta, pero son islas fluviales, o en la costa del Uruguay, o, se le ha ocurrido un día, de pronto, en una isla de Tierra del Fuego: esta le ha parecido la mejor de las posibilidades por un montón de razones pero entre ellas los escenarios de mares bravíos, tierras escarpadas y absolutamente solitarias.
Florencia no niega que sea una buena idea pero le dice a Sivori que la producción se encarecerá un montón y qué cuánto tiempo de rodaje imagina él que tendría en Tierra del Fuego, y con cuántos actores, porque La invención de Morel tiene muchos personajes, y Sivori le contesta que la producción está cubierta, que el proyecto no se interrumpirá por cuestiones como esa, y que está pensando que quiere a Julieta Cardinali para el papel de Faustine. Y para Morel... Para Morel no, no está decidido pero nunca, no sabe si es claro, nunca, le dice a Florencia, voy a trabajar con Darín.
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Anexo
Anexo
La ficción recorre el camino más visible de todos, el que es capaz de mostrar sus entrañas cuando es allí, en lo más hondo, en lo más íntimo, donde se juegan las ideas para escribir una novela o para realizar una película.
56. La última beguina
Beatriz Navarro escribió el
lunes pasado en La Vanguardia (Barcelona) desde su corresponsalía en Bruselas
que el día anterior había muerto la última beguina: "Marcella Pattyn era la última representante de un movimiento religioso desconocido y
singular surgido en la Edad Media y que durante siglos dio insólitos espacios
de libertad a la mujer en tiempos en que no tenía más opción que entregar su
vida al hombre o a Dios".
Marcella Pattyn (Foto: Fernando Moleres, La Vanguardia, 2006)
El movimiento comenzó a principios del siglo XIII en Bélgica y en Holanda y pronto llegó a Francia y a otros países europeos. Estas mujeres construyeron beguinajes, conjunto de viviendas pequeñas alrededor de una plaza en las que vivían solas, cada una en su casa, y levantaron también otros edificios dedicados a talleres y tareas comunitarias.
El movimiento comenzó a principios del siglo XIII en Bélgica y en Holanda y pronto llegó a Francia y a otros países europeos. Estas mujeres construyeron beguinajes, conjunto de viviendas pequeñas alrededor de una plaza en las que vivían solas, cada una en su casa, y levantaron también otros edificios dedicados a talleres y tareas comunitarias.
Beguina. Ilustración incluida en el libro Des dodes dantz impreso en Lübeck en 1489
Se estima que hubo en total unos 100 beguinajes de los que
hoy quedan apenas 13, sobre todo en Bélgica, que han sido declarados Patrimonio
de la Humanidad. La iglesia católica acusó a las beguinas de infieles, brujas,
herejes y putas.
Beguinaje en Kortrijk, Bélgica. En una casita como esta murió mientras dormía, a los 92 años, Marcella Pattyn, la última beguina
El desarrollo y
la influencia de las beguinas se produjo con más fuerza entre los siglos XIII y
XVI en función del sojuzgamiento de las mujeres en la Edad Media, y después
empezó a declinar hasta hoy, que acaba de desaparecer.
55. Mascota
Oriundo de Madagascar el aye-aye es una especie de lémur, mamífero, de costumbres nocturnas, casi en extinción, que se alimenta de larvas de insectos que buscan bajo las cortezas de los árboles. Pueden llegar a medir 40 centímetros sin contar la cola, a pesar tres kilos y a vivir un poco más de 20 años. En la cultura malgache el aye-aye es una criatura mágica y se le teme especialmente a su dedo medio, que es muy largo: si señala a alguien con ese dedo la persona morirá en medio de sufrimientos atroces. En las actuales tendencias favorables a las mascotas exóticas el aye-aye ocupa un lugar destacado y hay quienes consiguen importar ejemplares de las reservas protegidas en la isla de Nosy Mangabe.
54. Apostillas VI
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La lógica del pensamiento es la lógica de la ficción.
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Escribir es necesario sólo para no desmaterializarse.
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Escribir es necesario sólo para no desmaterializarse.
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No se puede escribir sin estar ensimismado.
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Pero no hay que escribir, o hay que dejar de escribir a tiempo.
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Es posible dar por terminada una obra y ponerle el punto final. Cesare Pavese lo hizo. También Juan Rulfo. Y hace apenas algunos meses, en plena lucidez, el húngaro Imre Kertéz y el estadounidense Philip Roth anunciaron que no escribirán más.
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Pero no hay que escribir, o hay que dejar de escribir a tiempo.
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Es posible dar por terminada una obra y ponerle el punto final. Cesare Pavese lo hizo. También Juan Rulfo. Y hace apenas algunos meses, en plena lucidez, el húngaro Imre Kertéz y el estadounidense Philip Roth anunciaron que no escribirán más.
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53. MM
Marilyn Monroe (1926-1962), la chica más linda del siglo XX, fue una buena actriz que trabajó sobre todo en comedias. La mayoría son buenas, algunas muy buenas, y alguna otra rozó la excelencia. Se suicidó o fue asesinada a los 36 años. Esta sospecha que involucró por un lado a John Kennedy y a su hermano Robert, y por otro a la mafia ligada a Frank Sinatra, jamás pudo ser probada. Tampoco que su muerte haya sido un suicidio.
Además de ser la chica más linda del mundo, apasionada, extremadamente sensible y solitaria Marilyn Monroe leía.
An Enemy of the People, adaptación de Arthur Miller de la obra de Henrik Ibsen.
Ulysses de James Joyce.
(Imagen inspirada en Twitter por Marcia @laSilena)
Un guión.
52. Hermann III
Otra noche sonó el teléfono. Él se había dormido viendo y no viendo The Golden Bowl (James Ivory, 2000) en TCM sobre el libro de Henry James con Nick Nolte, Anjelica Huston, Uma Thurman y gran elenco. Se despertó. Se preguntó si quería atender o no. Decidió que atendería según quién lo llamara. Estiró el brazo, tanteó en la cama buscando teléfono y vio que era Florencia.
Hola.
¡Hola! ¡Qué suerte que te encuentro! Tengo que hablar con vos.
Bueno...
¿Me escuchás? Tengo que hablar con vos...
Sí, de acuerdo. Te llamo mañana y arreglamos.
No te hagás el boludo, Sivori. Ahora tengo que hablar con vos.
*
Anexo
Florencia es la hija de Dippy Dillon, que fue amigo y productor de las películas de Sivori y que murió, por una ingesta masiva de cocaína, hace un par de años. Desde entonces Florencia se las ingenió para que Sivori la adoptara, la apañara, fuese, para ella, algo así como otro padre. De este modo se fraguó entre ellos un lazo en ese orden y él hizo lo que pudo con Florencia, con su cariño y con sus caprichos, con sus rarezas y con su transgresiones, y los dos han tenido en claro que precisamente por el lazo que los une lo único que queda afuera de ese vínculo es el deseo, ya que los dos saben que el deseo siempre circula, merodea, traza meandros en todas las relaciones posibles. No fue fácil. No fue fácil para Sivori y para la hija de Dippy adoptó la forma de un juego más. Maltratarlo o seducirlo fueron los correlatos pero en todo momento, ella, Florencia Dillon, adoró a Sivori y alguna vez le dijo, mientras tomaban Fernet, que ella intuía que las cosas no serían así toda la vida. Y cuando él le preguntó qué quería decir ella repuso: De cojer, Sivori, hablo de cojer.
Hoy Florencia Dillon tiene 24 años, acaba de regresar de una estadía de varios meses en Bruselas donde mantuvo algo así como un trío con Carola Holms y con Simone Borghini, dos amigas, si se quiere, de Sivori, y ya de vuelta en Buenos Aires se decidió -por insistencia de su madre- a vender el departamento de su padre, a guardar y sellar todos los archivos que encontró, a comprarse un departamento más chico en la Plaza República de Chile, a dos pasos de Tagle y Libertador, por un lado, y a dos pasos, por otro lado, de Grand Bourg. Y también vendió, ella, el auto de su padre, un BMW chico y que tenía ya unos años pero que no era para ella, como una tarde, no hacía mucho, le había dicho a Sivori, y se compró un Honda Fit negro. El dinero que le sobró lo puso, literalmente, debajo del colchón.
Y si bien en principio el autor tuvo dudas en incorporar a Florencia Dillon a esta historia, por fin le pareció que resolvía varios problemas técnicos, digamos, y la hizo entrar, en el bien entendido de que tampoco ella es al pie de la letra el personaje que protagoniza "Cine", la última novela del autor. En la medida en que todo es imaginario la ficción puede darse libertades que a la realidad le están prohibidas.
*
Entonces le dijo a Florencia que sí, que estaba bien, que se veían en un rato, y le preguntó si en su casa o en la casa de ella. Florencia le dijo que en la casa de ella.
Cortaron.
Sivori miró la hora en el teléfono. Leyó dos mails que le habían entrado mientras dormía. En la pantalla del televisor TCM ya no pasaba The Golden Bowl. Se levantó y se dio una ducha. Después bajó, sacó el auto del estacionamiento que está al lado de su casa y pensó cómo hacía para ir desde ahí hacia Libertador o, mejor, hacia Figueroa Alcorta.
51. De dorapa y con sombrero (Otra ciudad)
De dorapa y con sombrero. Saco y corbata. Sin mujeres. Moldes y porciones cuadrados y vasos de moscato. La fuente redonda es de fainá. Pasión por la pizza. La Boca, 1929.
50. Jirafa
Una jirafa tiene sexo con un burro, prueba viva de la libertad de la naturaleza. Un burro suele medir un metro y medio de altura, llega a la madurez sexual entre los dos y los tres años y el sexo de los machos ronda los 35 centímetros. La jirafa mide alrededor de seis metros, pesa mil kilos promedio, corre a 70 kilómetros por hora y el macho comienza a aparearse sobre los ocho años, cuando su sexo ya alcanza, erecto, un metro de largo. Julio César introdujo a las jirafas en Europa desde sus misiones por Asia Menor y Egipto. Hay cuatro especies de jirafas y no se aparean entre sí. Pero lo hacen con otros animales.
49. Apostillas V
*
De todas las confusiones que produce el realismo la más nociva, por no decir la más perversa, es la que le hace creer al lector que la realidad trabaja tal como trabaja en la novela que está leyendo o leyó. Pero no es así. Eso, el realismo, no es la realidad sino una representación y, como los sueños, trabaja con una lógica que no entendemos porque no podemos entender qué es el pensamiento y qué es el lenguaje.
*
No tiene sentido hablar de géneros. La ficción representa siempre la lógica de los sueños. Y en esa lógica, como en la lógica de la vigilia, no hay diferencias entre el realismo, el fantástico o el policial. Etcétera.
*
Lo que hizo Freud fue imaginarle a los sueños un submundo de subsueños y nos los hizo pasar por mitos, transgresiones, perversiones o deseos inconscientes. El deseo de un varón de cojerse a la madre no es inconsciente, y a veces ni siquiera reprimido.
*
Confieso que nunca me interesó leer El Principito.
*
El Partido Comunista Revolucionario (PCR) fue un desprendimiento del Partido Comunista Argentino que comenzó en 1962 y se formalizó en 1968. El PCR estuvo contra la guerra de guerrillas, urbana y rural. El PCR apoyó el regreso de Perón en 1973. El PCR apoyó a Isabel Perón y a López Rega en 1976. El PCR apoyó la intervención militar en Malvinas en 1982. El PCR en las elecciones de 1983 estuvo a favor de Luder y de Herminio Iglesias. El PCR estuvo en contra de Alfonsín. Y así siguiendo. Por eso cuando algunos intelectuales declaran que en los años '70 eran de izquierda y militantes maoístas hay que saber que, lisa y llanamente, mienten.
*
Cuando se entra en el último tercio de la vida es cuando se echa de menos un libro que no escribimos, un amor imposible, y es cuando un par de remordimientos a veces merodean a la hora de la siesta. Pero es también cuando se llega a la conclusión de que no sos un canalla.
*
Escribir lo imposible rompiendo los pactos de lectura de una época en busca de una renovación, y en consecuencia de una legibilidad futura, es un doble fracaso que hay que estar preparado para sobrellevar. Muchos ya no necesitarán leerte para saber cuáles fueron tus aportes (Ulises de Joyce, por ejemplo) y otros simplemente te olvidarán.
*
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No tiene sentido hablar de géneros. La ficción representa siempre la lógica de los sueños. Y en esa lógica, como en la lógica de la vigilia, no hay diferencias entre el realismo, el fantástico o el policial. Etcétera.
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Lo que hizo Freud fue imaginarle a los sueños un submundo de subsueños y nos los hizo pasar por mitos, transgresiones, perversiones o deseos inconscientes. El deseo de un varón de cojerse a la madre no es inconsciente, y a veces ni siquiera reprimido.
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Confieso que nunca me interesó leer El Principito.
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El Partido Comunista Revolucionario (PCR) fue un desprendimiento del Partido Comunista Argentino que comenzó en 1962 y se formalizó en 1968. El PCR estuvo contra la guerra de guerrillas, urbana y rural. El PCR apoyó el regreso de Perón en 1973. El PCR apoyó a Isabel Perón y a López Rega en 1976. El PCR apoyó la intervención militar en Malvinas en 1982. El PCR en las elecciones de 1983 estuvo a favor de Luder y de Herminio Iglesias. El PCR estuvo en contra de Alfonsín. Y así siguiendo. Por eso cuando algunos intelectuales declaran que en los años '70 eran de izquierda y militantes maoístas hay que saber que, lisa y llanamente, mienten.
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Cuando se entra en el último tercio de la vida es cuando se echa de menos un libro que no escribimos, un amor imposible, y es cuando un par de remordimientos a veces merodean a la hora de la siesta. Pero es también cuando se llega a la conclusión de que no sos un canalla.
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Escribir lo imposible rompiendo los pactos de lectura de una época en busca de una renovación, y en consecuencia de una legibilidad futura, es un doble fracaso que hay que estar preparado para sobrellevar. Muchos ya no necesitarán leerte para saber cuáles fueron tus aportes (Ulises de Joyce, por ejemplo) y otros simplemente te olvidarán.
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48. Taxis colectivos (Otra ciudad)
En 1928 algunos taxis establecieron recorridos fijos y ofrecieron el servicio para varios pasajeros. Fue el caso de una de las primeras líneas, el 18, que iba de Plaza Italia a La Boca pasando por Plaza de Mayo. Ese fue el origen del transporte público de pasajeros que se conoce como colectivos, autobuses, micros, bondis, etcétera, y que fue adoptado en todo el mundo.
46. Hermann II
Pasó algún tiempo. Él nunca escuchó el mensaje que le había grabado la mujer apenas unos minutos después de la hora en que lo había citado para almorzar en Hermann. También, con el paso de los días, se fue olvidando de ella y del motivo o la excusa que le había dado para argumentar la propuesta. No se olvidaría, de todos modos, que había hecho referencia a una ex alumna. Una ex alumna de él.
¿Por qué no le había interesado nada o casi nada el llamado, la cita, el nombre de una chica que efectivamente había estudiado con él?
No trató de encontrar una respuesta, o de encontrarla en seguida.
Una noche, ya corría el mes de abril, no le dieron nada de ganas de hacerse algo de comer en su casa. Y pensó de inmediato en un matambrito al verdeo. No lo dudó. Agarró unos cuantos billetes que había sobre la mesa, una tarjeta de débito, se puso una campera liviana, de cuero, y se fue a Hermann.
Era relativamente temprano y había poca gente. La mesa que da a Santa Fe, una sola, es una mesa muy requerida pero ahora está libre. Se sienta, saca de un bolsillo el celular y lee los títulos de El País en la edición impresa. Esta noche, esa mesa, la atiende Miguel, un mozo veterano en este restaurante que hace tres o cuatro años tuvo un problema delicado en una pierna y estuvo mucho tiempo sin trabajar. Un día volvió, con una pierna menos, piensa él, como si necesitara recordar que la cojera de Miguel se debe a una operación traumática.
Entonces Sivori le pide a Miguel, en este momento, un matambrito al verdeo, un imperial, tostadas y aceite de oliva. Y el mozo se retira rumbo al mostrador, cojeando un poco, y con la certeza de que nada ha cambiado. Cada cliente es un mundo, pero un mundo de gustos acotados y casi inamovibles. Un mundo conocido, se podría decir, pero entonces el riesgo se abre sobre la intuición de que lo más probable es que no haya muchos mundos conocidos.
No trató de encontrar una respuesta, o de encontrarla en seguida.
Una noche, ya corría el mes de abril, no le dieron nada de ganas de hacerse algo de comer en su casa. Y pensó de inmediato en un matambrito al verdeo. No lo dudó. Agarró unos cuantos billetes que había sobre la mesa, una tarjeta de débito, se puso una campera liviana, de cuero, y se fue a Hermann.
Era relativamente temprano y había poca gente. La mesa que da a Santa Fe, una sola, es una mesa muy requerida pero ahora está libre. Se sienta, saca de un bolsillo el celular y lee los títulos de El País en la edición impresa. Esta noche, esa mesa, la atiende Miguel, un mozo veterano en este restaurante que hace tres o cuatro años tuvo un problema delicado en una pierna y estuvo mucho tiempo sin trabajar. Un día volvió, con una pierna menos, piensa él, como si necesitara recordar que la cojera de Miguel se debe a una operación traumática.
Entonces Sivori le pide a Miguel, en este momento, un matambrito al verdeo, un imperial, tostadas y aceite de oliva. Y el mozo se retira rumbo al mostrador, cojeando un poco, y con la certeza de que nada ha cambiado. Cada cliente es un mundo, pero un mundo de gustos acotados y casi inamovibles. Un mundo conocido, se podría decir, pero entonces el riesgo se abre sobre la intuición de que lo más probable es que no haya muchos mundos conocidos.
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Anexo
El autor (el autor siempre existe, digan lo que digan la deconstrucción y sus repetidores) ya ha utilizado el apellido Sivori. Lo hizo en su última novela, "Cine", un libro en tres partes. En papel: Eterna Cadencia, 2009, 2010 y 2011. También en eBook: www.bajalibros.com
En este caso Sivori no es exactamente Sivori pero no está mal que sea Sivori. Nos sirve que viva donde vive, que sea director de cine independiente y docente, y un hombre que vive solo y que se siente bien viviendo solo.
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Mientras espera la comida, esta noche, deja de leer los diarios en el celular y la edición impresa de El País. Mira alrededor. Mira las otras mesas. Mira a la gente que a su vez mira los menúes, que hablan, que preguntan por los vinos... A él siempre le llama la atención el tipo que pide una botella de Norton Clásico y se lo hace servir para probarlo. Un Norton Clásico es un vino de rutina, humilde pero sano, que se deja tomar, pero que de ninguna manera tolera bien que lo caten. Esos catadores suelen ser los que quizás hicieron alguna vez un cursillo de sommelier y que no saben nada de vinos.
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Anexo
De todas maneras, cuando llegan las tostadas, la costumbre es más fuerte que los pensamientos a la deriva, de modo que prepara un poco de aceite de oliva con sal y sopa trocitos de miga tostados. Le gusta más la miga tostada que la parte de afuera del pan. El placer que esto le produce no es de una intensidad que no se cambia por nada pero es una buena introducción a su plato principal.
*
Entonces, por fin -de todos modos, no ha tardado mucho-, cuando Miguel le deja la fuente de metal con su bandeja en la mesa, el matambrito humeando y el olor -porque también queda el olor- de la cebolla de verdeo dando vueltas en el vapor que se levanta de la fuente, entonces, decíamos, justo en ese momento, un hombre joven, de pronto, se detiene junto a la mesa de Sivori, le dice Buenas noches y se sienta frente a él. Sivori se queda mirándolo, con la cuchara y el tenedor en las manos listas para servirse y con la contrariedad de que este episodio se produce en un momento crucial: justo cuando el matambrito al verdeo recién llegado a la mesa está a punto de servirse y de ser probado. Nada como el primer bocado para imaginar la calidad de toda la fuente: si la carne es tierna, si no está demasiado cocida, si las papas noisette están redonditas y calientes...
Me llamo David Levin, dice el hombre que se ha sentado a la mesa de Sivori.
Es un hombre joven, o un muchacho: 29, 30 años, ponele, y tiene una mirada arrogante. Usa una remera amarilla y un saco negro, es rubio, con el pelo largo y lacio, y un mechón le cae sobre la frente. No sólo es arrogante, piensa Sivori, también es un poco pedante y demasiado educado. Piensa que a pesar de su aspecto el muchacho puede ser abogado, por ejemplo, o hijo de un juez. Eso: hijo de un juez.
Él resuelve servirse un poco de matambrito, papas y salsa y empezar a comer. No es lo mismo que hacerlo cuando está solo pero hay un placer que le produce el matambrito al verdeo en los primeros bocados que parecería repetirse en este momento con la exactitud de siempre.
Me llamo Daniel Levin y sé que hace unos días a usted le dieron una cita para almorzar acá y que lo dejaron plantado.
Sivori deja el tenedor en el plato. Se limpia los labios con la servilleta, toma un par de tragos de cerveza, deposita el vaso sobre la mesa y mira a Daniel Levin.
Después le dice:
Nada de lo que quiera contarme me interesa.
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45. No-taxis
También en el centro de la casi desconocida Chongqing (China, 40.000.000 de habitantes) se encuentra este cementerio de miles de taxis desguazados. El abandono, se sostiene, se debe al desarrollo económico que permitió que mucha gente accediera a su propio vehículo para prescindir del caótico transporte público.
44. Apostillas IV
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Casi todos los razonamientos intelectuales son erróneos o conducen a conclusiones erróneas.
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Una muestra de razonamiento intelectual sustentable es la construcción del agnosticismo: el problema de la existencia o no de dios nos supera porque carecemos de los elementos objetivos para discernir.
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No hay nada más incierto que la realidad.
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El narcisismo intelectual es lo que les hace creer que pueden escribir sobre las ovejas kelpers y que a alguien le interesa lo que digan.
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¿Qué es la vida? Un frenesí.
No hay nada más incierto que la realidad.
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El narcisismo intelectual es lo que les hace creer que pueden escribir sobre las ovejas kelpers y que a alguien le interesa lo que digan.
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¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
(Calderón, 1635)
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