5. Tiradentes


   Es un busto fuera de escala para este tipo de esculturas. Enorme, en bronce, sumando el pedestal y la base debe alcanzar los 8 metros de altura. Nada indica quién es. Y se puede pensar, al descuido, por la cruz que empuña, en Ignacio de Loyola o en Agustín de Hipola. Pero Ignacio de Loyola no tenía tanto pelo y Agustín de Hipola lo llevaba mucho más corto. O eso dicen las imágenes que los recrean.
   Como casi todos los monumentos en Buenos Aires ha sufrido despojos y vandalismo, y así, seguro, perdió la placa con su identidad. Pero el busto en cuestión es una representación de Joaquim José da Silva Xavier, detto Tiradentes porque era dentista. Fue también comerciante, y luchó con la Conspiración Mineira en el siglo XVIII por la independencia de Brasil.
   La corona portuguesa lo condenó a muerte. De modo que fue ejecutado y descuartizado en Río de Janeiro el 21 de abril de 1792 y su memoria declarada infame.
   Este gran busto de Tiradentes se encuentra en una plaza de Buenos Aires cuyo nombre es difícil recordar si se lo ha escuchado o leído una sola vez. Tampoco imposible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario