La Ola, en el desierto de Arizona, Estados Unidos, es una formación rocosa erosionada y torneada por lluvias y vientos. No es fácil llegar a la Ola y mucho menos recorrerla. Pero ahí está. Un control gubernamental facilita 20 permisos por día. Para llegar a la Ola hay que seguir un camino de más de cinco kilómetros y en algunos tramos deslizarse por cornisas de 110 metros de altura.
La arenisca blanda, sobre la que se realizó el fenómeno, tiene una edad de casi 200 millones de años y todavía es quebradiza a pesar de haberse convertido en roca. Los traslados deben realizarse con cuidado para no pisar y romper pequeñas crestas. Dice la leyenda que si esto sucede a la salida el responsable es detenido durante tres días, se le cobra una multa de u$s 1375.- y se le retira el carnet de conducir durante dos meses puesto que se considera prueba infalible de que no sabe medir las distancias.
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