La cabalgata del circo
Es una leyenda, y como casi todas
las leyendas está basada en la realidad y en los puntos oscuros de la
realidad. La leyenda cuenta en este caso que en el año 1945 Libertad
Lamarque le dio una resonante cachetada a Evita mientras filmaban una escena de La cabalgata del circo dirigida por Mario Soffici en
los Estudios San Miguel. Eva tenía 26 años, Libertad Lamarque 37, la película
era una especie de comedia dramática salpicada con canciones y protagonizada
por la troupe de un circo itinerante.
Hacía
un año y medio aproximadamente que Evita conocía a Perón. Él vivía en un
departamento chico en Arenales y Coronel Díaz con María Cecilia Yarbel, una
amante adolescente llamada la Piraña que estaba con Perón con el consentimiento
de los padres. Pero rápidamente Evita se deshizo de la Piraña y consiguió que
echaran también a los padres que eran empleados públicos en Mendoza. “La
fleté”, le dijo a Perón. Y Perón se fue al mazo sin chistar.
Los
Estudios San Miguel fueron creados en 1937 por el español Miguel Machinandiarena y la sede se instaló en Bella Vista. A finales de
1944 Evita firmó un contrato para protagonizar seis películas, tres en 1945 y
tres en 1946. Es sabido también que Perón conocía a Libertad Lamarque desde,
por lo menos, el acto en beneficio de los damnificados por el terremoto de San
Juan que se realizó en el Luna Park el 22 de enero de 1944 y en el que Evita
consiguió sentarse junto al coronel que comenzaba a marcar el destino argentino
desde la Secretaría de Trabajo y el Ministerio de Guerra. Algunos testimonios
sostienen que la rivalidad por los favores de Perón fue lo que desató la pelea
entre las dos mujeres en un escenario de los Estudios San Miguel.
Esa mirada de Evita...
Foto: Annemarie Heinrich
Sin embargo, como en muchas leyendas, hay más de una versión y en la
siguiente los hechos parecen ajustarse mejor a la realidad y a los caracteres:
se cuenta que para llegar a los Estudios donde trabajaba, Libertad Lamarque
debía viajar todos los días a Bella Vista en tren y continuar a pie desde la
estación por calles de tierra o, cuando llovía, de barro. Evita, por su parte,
con un papel secundario, llegaba siempre más tarde y se bajaba,
espléndida, de un auto con chofer del Ministerio encabezado por Perón. Hasta
que un día la sangre llegó al río y en medio de una discusión Libertad Lamarque
le pegó la celebérrima bofetada a Eva.
Cuenta
la leyenda que, contra todo lo previsible, Evita no hizo nada. Sólo se llevó
una mano a la mejilla golpeada y sostuvo con frialdad la mirada de Libertad
Lamarque. Pero pronto llegarían el 17 de octubre, después las elecciones, en
seguida el casamiento de Perón y Eva, y apenas unos meses después de aquel
incidente Perón asumiría por primera vez la presidencia de la Argentina.
Obviamente, o no, Libertad Lamarque se quedó sin trabajo.
Entonces,
desesperada y sin alternativa, solicitó una entrevista con Evita. Y cuando el
encuentro se concretó le pidió autorización para trabajar en el país. Entonces
Eva sonrió, se tomó su tiempo, acomodó un pliegue de la falda, levantó la
mirada hacia los ojos suplicantes de Libertad Lamarque..., y le dijo: “Pero
trabaje, querida, trabaje. ¿Quién se lo impide?” Poco después la cantante
rosarina se fue a México.
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