El mayor escritor del siglo XX junto con Kafka dejó un legado para principiantes *
En literatura es preciso evitar:
1
Las interpretaciones demasiado
inconformistas de obras o de personajes famosos. Por ejemplo, describir la
misoginia de Don Juan, etcétera.
2
Las parejas de personajes groseramente
disímiles o contradictorios, como por ejemplo Don Quijote y Sancho Panza,
Sherlock Holmes y Watson.
3
La costumbre de caracterizar a los
personajes por sus manías, como hace, por ejemplo, Dickens.
4
En el desarrollo de la trama, el
recurso a juegos extravagantes con el tiempo o con el espacio, como hacen
Faulkner, Borges y Bioy Casares.
5
En las poesías, situaciones o
personajes con los que pueda identificarse el lector.
6
Los personajes susceptibles de
convertirse en mitos.
7
Las frases, las escenas
intencionadamente ligadas a determinado lugar o a determinada época; o sea, el
ambiente local.
8
La enumeración caótica.
9
Las metáforas en general, y en
particular las metáforas visuales. Más concretamente aún, las metáforas
agrícolas, navales o bancarias. Ejemplo absolutamente desaconsejable: Proust.
10
El antropomorfismo.
11
La confección de novelas cuya trama
argumental recuerde la de otro libro. Por ejemplo, el Ulysses de Joyce y la
Odisea de Homero.
12
Escribir libros que parezcan menús,
álbumes, itinerarios o conciertos.
13
Todo aquello que pueda ser
ilustrado. Todo lo que pueda sugerir la idea de ser convertido en una película.
14
En los ensayos críticos, toda
referencia histórica o biográfica. Evitar siempre las alusiones a la
personalidad o a la vida privada de los autores estudiados. Sobre todo, evitar
el psicoanálisis.
15
Las escenas domésticas en las novelas
policíacas; las escenas dramáticas en los diálogos filosóficos. Y, en fin:
16
Evitar la vanidad, la modestia, la
pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.
* Adolfo Bioy Casares, en un numero
especial de la revista francesa L’Herne, contó que Borges,
él mismo y Silvina Ocampo proyectaron escribir a seis manos un relato
ambientando en Francia y cuyo protagonista hubiera sido un joven escritor de
provincias. El relato nunca fue escrito, pero de aquel esbozo ha quedado algo
que pertenece al propio Borges: una irónica lista de dieciséis consejos acerca
de lo que un escritor no debe poner nunca en sus libros.
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