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El escritor joven sueña con revolucionar los pactos de lectura en uso y de esta manera revolucionar el arte de narrar. Con el tiempo se aprende que lo único que se consigue (y no es poco), cuando algo se consigue, es una renovación formal. Los temas son y seguirán siendo los de siempre: las pasiones, la locura, el destierro, el incesto, la muerte y alguno más. La renovación formal hace que cada época pueda contar a su manera los temas de siempre.
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El escritor tarda en descubrir que no hay por qué escribir toda la vida. Es muy probable que en algún momento de su obra encuentre el punto final. Pero no todos están dispuestos a aceptarlo. Y muchos siguen escribiendo libros insustanciales que son un mal plagio de ellos mismos.
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"Ninguno de nosotros -se refiere a los escritores contemporáneos y a él mismo- logró realizar su sueño de perfección, así que hay que juzgarnos a base de nuestro espléndido fracaso en la realización de lo imposible", dice William Faulker en 1956 para la entrevista de The Paris Review.
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Como el estadounidense Philip Roth (80) y el húngaro Imre Kertész (83), Premio Nobel 1992, la canadiense en lengua inglesa Alice Munro (81), candidata al Nobel, anunció hace un par de días que ella también deja de escribir.
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El desafío es saber cuándo se pone el punto final o cuándo hemos fracasado en la realización de lo imposible.
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