23. Plaza Sicilia

Estanque que estaba junto a la quinta, hoy llamado Lago Victoria Ocampo

   La Plaza Sicilia se encuentra en los Bosques de Palermo entre las avenidas Libertador, Sarmiento, Casares y Figueroa Alcorta. Es probablemente la plaza más grande de Buenos Aires en la que sólo hay árboles y nada en ella, salvo el Aromo del Perdón, recuerda que allí se levantaba la quinta de Juan Manuel de Rosas.

Puente de hierro y madera sobre el arroyo por el que navegaba Manuelita Rosas (sin fecha de construcción)

    En 1829, a los 36 años, Rosas asumió la gobernación de la provincia de Buenos Aires después de vencer a Juan Lavalle. Seis años más tarde se hizo cargo de la Confederación Argentina (1835-1852). Hasta que el 3 de febrero de 1852 fue derrotado en Caseros por Justo José de Urquiza, que había sido comandante de su ejército. El día siguiente Rosas se asiló en el consulado británico y en seguida se exilió en Southampton donde murió en 1877.

Glorieta junto al arroyo (sin fecha de construcción).

   En 1845 Rosas le encomendó a su cuñado Lucio Norberto Mansilla la defensa de las costas del Paraná y así fue derrotada la flota anglofrancesa en La Vuelta de Obligado. La defensa de la Confederación ante el bloqueo le valió el reconocimiento de José de San Martín que en el testamento que hizo en 1844 (antes de La Vuelta de Obligado) legó su célebre sable curvo comprado en Londres a Rosas quien lo recibió en 1850 a la muerte del Libertador.

Aromo del Perdón

   Desde 1848 Rosas se instaló en la quinta que había construido en el bañado de Palermo y la llamó Palermo de San Benito. Allí vivió tres años con su hija, Manuelita, hasta la derrota de Caseros y el exilio. El 3 de febrero de 1899, bajo la segunda presidencia del genocida Julio A. Roca y la intendencia de Adolfo Bullrich la quinta fue dinamitada y se borraron todas las huellas de su ubicación. Una muestra brutal del desprecio por el patrimonio histórico.
   Un retoño del llamado Aromo del Perdón, junto al que Manuelita le pedía a su padre por la vida de algunos prisioneros políticos, pervive como puede a espaldas del monumento a Sarmiento pergeñado por el francés Auguste Rodin.
   En el cruce de Sarmiento y Figueroa Alcorta el golpista y fusilador Pedro Eugenio Aramburu inauguró en 1958 un monumento ecuestre a Urquiza. Y aunque nadie lo tenga presente se puede recordar que en sus últimos años Urquiza expresó su arrepentimiento por haber enfrentado a Rosas. Aramburu, por su lado, y en serie con Roca, hizo demoler la Residencia Presidencial donde vivieron Perón y Evita. La casa, antes, había sido la quinta de verano de la familia Álzaga Unzué, y hoy el predio está ocupado por la Biblioteca Nacional.

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