1984
Las cosas pueden
suceder más o menos así: estás escribiendo y de pronto se te ocurre que querés
citar un verso de Rilke. Te acordás de memoria el verso, pero te preguntás si
querés citar sólo ese verso o un par más del mismo poema. Entonces se produce
el primer tropiezo. Vas a la biblioteca, buscás los poemas de Rilke, no están y
te acordás de golpe que hace tres o cuatro años prestaste los poemas de Rilke y
que nunca te los devolvieron. En ese momento sabés, lo intuís con claridad, que
no tenés que distraerte: una distracción, sobre este punto, te puede hacer
perder toda la tarde. Descartar incluso guglear el poema. Lo que tenés que
hacer es escribir el verso que te acordás y en otro momento buscar el poema
completo. El verso dice: Apágame los
ojos: puedo verte.
Volvés
a la silla y a la
pantalla. Y justo antes de sentarte la memoria vuelve a
detenerte: hace tiempo copiaste esos versos en una agenda. Por eso es
irresistible el impulso de ir a buscar esa agenda. Y vas. Tiene que estar en
una caja, entre otras cajas, en un armario lleno de cajas en las que guardás
montones de cosas que ya no usás o que no necesitás tener a mano. Una especie
de archivo, digamos, sin ningún orden. Abrís el armario, mirás las cajas, algo
así como el miedo empieza a recorrerte el espinazo: el miedo de empezar algo
que no sabés adónde te llevará. Sin embargo lo intentás. Empezás a abrir cajas.
Las cajas actúan como Google pero sin administrador: lo primero que encontrás
no es lo que buscás. Y por supuesto no está en la primera caja.
Así van saliendo a la
luz, como se dice, diarios personales, recortes, viejas resonancias magnéticas,
postales, cartas, cosas, y…fotos. Desde la oscuridad del fondo de las cajas
surgen zarpazos. Es el tiempo que ha pasado. Alguno de esos zarpazos puede ser
mortal. Y de pronto te paralizás. ¿Te acordabas? No, no te acordabas de esa
foto. ¿De cuándo es? Respirás hondo. De izquierda a derecha están: Jorge
Manzur, Juan Sasturain ,
Osvaldo Soriano, Ricardo
Piglia , Juan
Martini , Vicente
Battista , José Pablo Feinmann , y Sergio Sinay. Eran jóvenes. Muy
jóvenes. Hoy se puede decir que es una foto del siglo pasado. El bar es La Academia. Se
encontraron allí por un proyecto que tenía Sasturain. Crear una asociación de
escritores de novelas policiales. Se llamaría EPA: Escritores Policiales
Argentinos…
Entonces pensás en
ustedes, los que están en esa foto de 1984. El gordo Soriano se murió antes de
tiempo; Sinay abandonó, los policiales y -creo- la literatura en general; el
Turquito, después de unos cuantos años, publicó algo a principios de 2010;
Battista y Piglia viajan a la Feria de Frankfurt en octubre; Feinmann -me
dijeron- no quiso ir; Martini está escribiendo una novela en tres entregas que
se llama Cine; y Sasturain no afloja…
De todas maneras, sí o
sí, vos tenés que entregar mañana el trabajo que estabas escribiendo y
necesitás confirmar una cita de Rilke.
Pero se te lastimó el
corazón.
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